Un Mundo Maravilloso


Aseguran las personas que han viajado por el espacio, que la Tierra se ve de una gran belleza allá a lo lejos, como una enorme canica de color azul y tornasol. Como un cuerpo frágil donde no se aprecian fronteras, un mundo sereno y maravilloso donde nada hace presagiar en esa distancia, que se ocultan los graves problemas que padecemos. Las sensaciones que estas personas perciben y sienten aseguran que son indescriptibles y que no hay nada igual o parecido. Estas imágenes se quedan grabadas en sus retinas para siempre. Ese mundo silencioso y eterno que los envuelven. Incluso pueden llegar a apreciar la gran barrera de coral de Australia. Los continentes y los océanos se funden en un único elemento. Una visión mágica que se vive con una gran serenidad y espiritualidad. Aseguran que para ellos existe un antes y un después de contemplar las imágenes de nuestro planeta. La concepción de la vida y de sus valores adquieren un giro importante y profundo tras esta experiencia. Ya nada será igual. El despertar de los sentidos. El establecer diferentes prioridades en la vida formando nuevos conceptos y nuevas valoraciones en un nuevo orden, donde todo adquiere otro significado. Ya todo será diferente: tenemos una preciosa joya en la inmensidad del Universo. Algo único donde el milagro de la vida nos hace excepcionales. Un mundo que tenemos que cuidar y proteger como nuestro bien más preciado. Es nuestra Arca de Noé que navega en el mar del infinito. Es la tabla de salvación del ser humano y de las demás especies que lo habitan. Ya nada es igual. En esa esfera azul está nuestra vida, nuestro presente, nuestra historia, nuestras familias, nuestros recuerdos y tenemos que conseguir que también esté nuestro futuro. No podemos naufragar, es un esfuerzo común que tenemos que realizar entre todos al unísono. En ello va todo lo que tenemos y amamos que debemos de proteger y asegurarnos de que permanecerá en el tiempo. No puede haber fisuras, no pueden existir divisiones, no podemos hundirnos porque en ello va nuestras vidas. Tiene que existir un nuevo orden mundial que garantice nuestra continuidad y supervivencia, de lo contrario nos convertiremos en un planeta muerto flotando a la deriva en el espacio y habremos sellado nuestro final para siempre. Se apagarán millones de años de evolución tanto del hombre como de toda la diversidad de vida que alberga ahora. Todavía estamos a tiempo, tal vez dentro de poco ya no tendremos remedio. Todo depende del hombre y de como actuemos. Tenemos que tomar conciencia de que debe de existir un profundo cambio donde desaparezcan las grandes desigualdades que hoy existen, donde el bien común tiene que prevalecer sobre las individualidades, donde la paz tiene que imponerse a las guerras, donde todos tenemos que navegar juntos en una misma dirección. Tenemos que soltar los lastres "de los intereses y del afán de poder" que nos mantienen anclados en el pasado. Tenemos que poner rumbo hacia nuestro propio futuro. La nave Tierra alberga todo lo que tenemos y conocemos. Se ve a lo lejos con la fragilidad de un cristal al que tenemos que cuidar y que pulir. Tal vez cuando reaccionemos sea demasiado tarde. Hay que levar anclas, desplegar velas y poner rumbo hacia la cordura y el sentido común. Estamos todos en la misma nave y hay que buscar un puerto seguro. No encallar en nuestro propio ego y ser capaces de sortear los temporales de nuestras vanidades. Sólo se conseguirá desde la unidad y la hermandad del ser humano. Ojalá seamos capaces de hacer una buena singladura y no encallar. Tenemos que vencer los "cantos de sirenas cual Ulices" que no nos cieguen con la avaricia, la sinrazón. y el egoísmo. Que todos tengamos un horizonte común y naveguemos juntos hacia el mismo destino: nuestra propia existencia, nuestra propia vida individual y colectiva como personas y seres humanos. Nuestra propia grandeza. Puede llegar pronto el día que ya ninguna persona nos cuente como se ve la Tierra desde el espacio. Sencillamente porque ya no existiremos. Ya no tendremos que preocuparnos más. Entonces todo habrá terminado para nosotros. Nuestra nave nunca más zarpará.

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